El pañuelo de bolsillo es, sin duda, una de las muestras más sencillas y refrescantes del buen gusto, la distinción y la elegancia en el vestir de un caballero. Usar el espacio que le ha sido reservado, es decir el bolsillo de pechera, para lucir una colección de bolígrafos es lo propio de contables. No llevar nada denota desidia y falta de imaginación. Y es que, con ayuda de un modesto cuadrado de tela (seda por lo general, aunque también resultan válidos el algodón o el lino), se brinda la oportunidad de disipar la formalidad de un traje y de expresar la personalidad de quien lo lleva. En un país el que la imaginación suele brillar por su ausencia (o se asocia equivocadamente a la fantasía), el pañuelo de bolsillo ha desaparecido prácticamente del panorama. Incluso hay quien lo encuentra, en ciertos ambientes, pretencioso.
Y éste otro, al que luce el a mi juicio más elegante de todos los personajes de la serie, Roger Sterling.
Y, por último, un estilo algo más informal, menos severo:
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http://www.extraconfidencial.com/articulos.asp?idarticulo=8803