sábado, 18 de febrero de 2012

Ralph Lauren, ¿por qué no?

En principio, no tengo intención de hacerme eco de noticias relacionadas con la moda y los diseñadores actuales, entre otras cosas porque no me interesan demasiado. Pero siempre hay cabida para las excepciones (sin que tengan por qué servir necesariamente de precedente) cuando aquellos convergen con mis intereses. Así, parte de la colección que ha presentado Ralph Lauren -uno de los pocos que ha sabido reinterpretar con acierto y gusto el estilo de la época dorada del vestir-, en su último desfile en Nueva York, merece ser tenida en cuenta. Valgan, como botón de muestra, estas fotos que nos enseñan abrigos de solapa ancha (ideales para protegerse de los vientos gélidos) y doble hilera de botones; pantalones bombacho con calcetines de rombos (una prenda muy cómoda para pasear por el campo, a la que soy adicto); trajes tres piezas príncipe de Gales; chaquetas de tweed; chalecos con motivos de nieve y, last but not least, gorras escocesas (otros las llaman "irlandesas") y sombreros:









  

Es de desear que la apuesta de Ralph Lauren por el clasicismo, no exenta de una nota de fantasía (el pantalón de traje cortado según patrón de unos leggins de equitación), ayude a superar complejos y a animar el vestuario, por lo general ramplón y poco imaginativo, de nuestros contemporáneos. Aunque, por estos lares, no estoy muy seguro de que vaya a conseguirlo.

"I should like to bury something precious in every place where I've been happy and then, when I'm old and ugly and miserable, I could come back and dig it up and remember."